Volcanes, glaciares, campos de lava, ríos de deshielo, atronadoras cataratas… Las desérticas Highlands islandesas son…
Sergio Fernández, cruzando el Sahara en bicicleta
En Top Cable queremos recordar el Reto Top Cable 7 desiertos conquistado por Sergio Fernandez hace justamente 7 años.
“En cuatro años Sergio Fernandez Tolosa recorrió los siete desiertos más emblemáticos de los cinco continentes.”
4.500km y dos meses de travesía transahariana, con frecuentes tormentas de arena y temperaturas que alcanzaban los 45º C a la sombra durante gran parte del día.
El calor y las tormentas de arena propias de la época del año endurecieron muchísimo la ruta, que era, al menos aparentemente, una de las más accesibles de cuantas se pueden hacer a través del Sahara”, explicaba Sergio.
Como parte positiva, la habitual hospitalidad de las gentes del desierto.
Los vientos predominantes procedentes del desierto, conocidos como harmattan o irivi, según la región, arrastraban arena las 24 horas del día. “Durante una semana tuve la sensación de viajar dentro de una nube de polvo, día y noche, siempre masticando arena, que entra por todas partes: orejas, boca, ojos… Es una sensación agobiante que puede acabar con la paciencia de cualquiera”, explicaba Sergio, quien añadió que “por suerte el viento en esta fase me venía de lado, lo cual me ayudaba a avanzar más rápido”.
500KM A BASE DE GALLETAS Y LATAS DE SARDINAS
La llegada a Nouackchott supuso un cierto alivio y le concedió unos días de descanso. “Allí pude empezar a comer un poco mejor. En los últimos 500 kilómetros apenas había comido otra cosa que galletas saladas y latas de sardinas”.
DURANTE VARIAS JORNADAS LUCHÓ POR ACLIMATARSE AL CALOR
Pedaleaba unos 100 km diarios, haciendo una parte de la etapa entre el amanecer y las 10 de la mañana, en que paraba a descansar cuando el calor “ya era insoportable”, y retomando la marcha “poco antes del ocaso, aprovechando las primeras horas de la noche para avanzar a la luz de la linterna frontal unos cuantos kilómetros antes de encontrar un lugar para plantar la tienda o, sencillamente, vivaquear en medio del desierto”.
HASTA EL AGUA DE LOS CHARCOS!
Al llegar a un lugar habitado, lo primero que le ofrecen es agua. Al principio me daba miedo caer enfermo. Luego me bebía hasta los charcos. Nunca me había sentido tan integrado en la naturaleza. El agua indica de dónde procede y de qué depende toda la vida”, explicaba Sergio.
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